Escrito Por: R. Carlos Teyssier

El éxito de la campaña de Delfina es fisonómico, es étnico; y empata perfectamente con las raíces de morena (un movimiento de regeneración nacional) basado en un pueblo lleno de esperanza.

Delfina se parece a nuestra vecina, a nuestra tía, a la sobrina y de ahí se desprende su fuerza, su impacto con la ciudadanía y por eso es que la adoptan como luchadora social. Ella no es fifí, es el pueblo siendo candidata, emulando a su tiaxca Andrés Manuel.

El triunfo no se gana en su comunicación; ni verbal, ni visual, ni de contenidos, se gana en la tierra, en el campo, en el uno a uno.

Su campaña en términos generales no solo era mala, por las inconsistencias que presentó, -sus creadores dirán que fue estrategia verse pobre- pero la realidad es que no había un sentido, basta con echarse un clavado a sus redes (muestra fiel de que no había una directriz).

Pero ya lo dicen las frases: lo importante no es ganar, es lo único y el fin justifica los medios.

Tendrá la vara alta, porque le tocará reemplazar la seguidilla tricolor de más de ochenta años sin alternancia, y ahí se verá si está hecha para gobernar o hará las mismas ma…ñaneras de quien despacha por la república.