El PRI: Muerto a Nivel Nacional, peor en Tlaxcala??
- 26 noviembre, 2024
- 0
A pocos días de la renovación de la dirigencia estatal del PRI en Tlaxcala, el panorama político luce tenso y fragmentado. En Morena, Marcela González ha sido “elegida” como representante de los simpatizantes, aunque su designación ha generado divisiones entre las bases.
En el PAN, la dirigencia recaerá en Ángelo Gutiérrez, quien, junto con su esposa y diputada plurinominal Miriam Martínez Sánchez, enfrenta acusaciones de haber secuestrado al partido.
Por su parte, Enrique Padilla asume un desafío significativo al frente del PRI.
Su llegada, vista como una imposición, y sus antecedentes, que minan su credibilidad, lo colocan en una posición vulnerable. A pesar de su experiencia política, deberá superar la desconfianza tanto al interior como al exterior del partido para mantener la cohesión y competitividad del tricolor en el estado.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI), que alguna vez fue el pilar de la política mexicana, hoy se encuentra en un estado de descomposición a nivel nacional. Las cifras de apoyo, los resultados electorales y la falta de conexión con la ciudadanía reflejan un coloso derrumbado. Sin embargo, si el PRI nacional está muerto, en Tlaxcala la situación es aún más lamentable: no solo está enterrado, sino que quienes dirigen y aspiran a dirigir lo hacen con una carga de prácticas y personalidades que lo hunden aún más.
En este contexto, la figura de Anabel Ávalos Zempoalteca como senadora, exdirigente del partido en el estado, destaca por su narcisismo desmedido. Su trayectoria está marcada más por su afán de protagonismo que por un verdadero interés en revitalizar al partido o en representar los intereses de los tlaxcaltecas. Es el claro ejemplo de cómo el PRI ha privilegiado los egos personales sobre el bien común.
No menos preocupante es la actitud de su suplente, Sonia Montiel quien por cierto acompaña al eterno candidato Enrique Padilla en la “única” plantilla a la renovación de la dirigencia estatal y cuya misoginia y falta de empatía con las causas feministas han alienado a una buena parte de la militancia femenina del partido. En un momento donde la lucha por la equidad de género es clave, esta postura representa un retroceso inadmisible.
Por si fuera poco, quien ahora pretende llevar la batuta del PRI en Tlaxcala es un personaje que ha transitado por casi todos los partidos políticos, mostrando un oportunismo político descarado. Su trayectoria está manchada por acusaciones de enriquecimiento dudoso, lo que pone en entredicho su integridad y capacidad para liderar un proceso de regeneración en el partido. Además, este personaje no duda en hablar mal de quienes, en un giro de ironía, ahora están dispuestos a entregarle el control del partido en el estado.
Esta realidad muestra que, mientras el PRI a nivel nacional agoniza, en Tlaxcala está secuestrado por figuras que representan lo peor de la política: narcisismo, misoginia, corrupción y oportunismo. El partido necesita una refundación profunda, pero con estas caras al frente, es difícil imaginar un futuro prometedor. Si el PRI quiere sobrevivir, debe deshacerse de estos lastres y volver a conectar con las bases que alguna vez lo hicieron grande. De lo contrario, seguirá siendo un cadáver político, tanto a nivel nacional como estatal.

Es Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad del Altiplano.
Fue directora de Comunicación Social en el Ayuntamiento de Chiautempan, se desempeñó como Corresponsal del Diario de México en diversos Estados de la República Mexicana; Reportera de la Coordinación General de Información y Relaciones Publicas del Gobierno del Estado. Fungió como jefa de Información en el Ayuntamiento de Tlaxcala, Vocera de la Dirección de Atención de Migrantes (DAM) e Instituto Estatal de la Mujer (IEM); además fue coordinadora de comunicación social en el ayuntamiento de Yauhquemehcan, y jefa de Información del Grupo Monitor Nacional; Actualmente es la Directora General de Tlaxcala Digital.










