Inesperado para muchos, quizás; increíble para otros, también; pero el avance en las preferencias electorales para el partido de la estrella es una realidad latente en Tlaxcala. Cualquiera que sea el resultado en las urnas el próximo 2 de junio, será un triunfo sin precedentes para el instituto político que terminará por arrebatarle a Lorena Cuéllar Cisneros algunos escaños en el Congreso del Estado y varias Presidencias Municipales, lo que reconfigurará el mapa político local, y lo irónico del asunto, es que, no será gracias a la ambiciosa familia Garay sino a los candidatos que fueron despreciados en el cochinero en el que se convirtió el proceso interno del partido de moda que operaron tras bambalinas Luis Antonio Ramírez Hernández y Marcela González Castillo, con la complacencia de Carlos Augusto Pérez y con el Visto Bueno de la mandataria estatal.

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